Pedro y Mario son los protagonistas de la economía en América Latina. Es el único grupo empresarial que ha sido recibido en el Salón Azul del Palacio de la Moneda, en Chile, donde los gobernantes de ese país se reúnen con otros presidentes. Pues acaban de comprar Lafarge Chile (con una inversión de US$555 millones), la cementera más importante de ese país, a la matriz en París.Quienes los conocen coinciden en su meticulosidad para leer las comas y las letras chicas en los contratos, recordar al detalle problemas legales de sus empresas y hacer apuntes durante los directorios en los que participan en papelitos sueltos, a los que más tarde le harán su respectivo seguimiento.
El patriarca, Fortunato Brescia Tassano, natural de Génova desembarcó en el Callao a fines del s. XIX. Huyendo así de la crisis laboral de Europa. Se caracterizó por ser trabajador, prudente y disciplinado. Pues para 1930 ya había adquirido fundos en varios distritos.
Después de casi 50 años, sus herederos Pedro y Mario han transformado su apellido en el holding más poderoso del país, con más de 40 empresas en diversos sectores estratégicos de la economía, como finanzas, pesca, turismo, salud, etc.
Esa parece ser la paradoja que define a los Brescia: sumamente herméticos, pero que el alcance de sus operaciones hace que se desempeñen en los negocios con la discreción de un canguro atrapado en una cristalería.
