miércoles, 28 de octubre de 2009

NACIDA PARA MORIR

La polémica historia de Karen Llantoy quien denunció que no se le permitió hacerse un aborto terapéutico.


Echada en la camilla, viendo a su bebe en el monitor mientras le hacían la ecografía, Karen Llantoy se sorprendió al ver la reacción del médico. Los resultados fueron decepcionantes pues su hija presentaba una anencefalia (sin cerebro). Ante esta situación, ella decidió abortar; sin embargo, fue obligada por el sistema de salud peruano en 2001, cuando apenas contaba con 17 años, a dar a luz. Pues la legislación todavía no contempla el aborto por malformación. La niña murió a los dos días. El caso fue llevado ante la ONU, quien dictaminó que Perú violó el “Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos”.
Este caso volvió a ser visto en la ONU ante la negativa del Estado peruano de indemnizar a Karen y cobra especial vigencia debido a la reciente aprobación por la comisión revisora del Código Penal de una propuesta para despenalizar el aborto por violación y por malformaciones congénitas incompatibles con la vida.
Esta propuesta ha levantado ampollas en sectores conservadores, encabezados por el arzobispo de Lima Juan Luis Cipriani, quien ha ofrecido a las madres que han resultado embarazadas tras una violación que den sus hijos a la Iglesia y ha comparado el aborto con un acto de terrorismo.
Actualmente, en nuestro país existen abortos “al paso” y VIP. “Trae compresas higiénicas y una bebida re hidrante”, aconseja la voz femenina al otro lado del teléfono tras citar al paciente en una zona céntrica de Lima. Allí será recibida por un jalador que le explicará en plena calle las técnicas y precios. Por 50 soles ofrecen abortos a través de píldoras que provocan espasmos en el útero. Por un poco más, las mujeres pobres acceden a un legrado con o sin anestesia local, dependiendo de las posibilidades de la paciente. Está práctica se realiza en condiciones totalmente deplorables. En contra parte, por unos 1000 soles se puede acceder a un aborto “por aspersión” practicado por un profesional en condiciones aceptables de salubridad. Eso sí, sin anestesia. Por ello, se aconseja a la paciente seguir una “terapia del dolor” impartida por una enfermera. Por el doble, se ofrecen abortos seguros con anestesia general en conocidas clínicas privadas en horarios de escasa afluencia de público.
"Cada día llegan decenas de mujeres de escasos recursos económicos a emergencias con infecciones, hemorragias y perforaciones causadas en abortos clandestinos", confirma el decano del Colegio Médico, quien explica que la Maternidad de Lima ha sido testigo de dramáticos casos en los que mujeres desesperadas se han lanzado por escaleras, se han golpeado el vientre con objetos contundentes e incluso han utilizado agujas de tejer y palitos de anticucho para auto inducirse un aborto. "Por la penalización del aborto, las mujeres temer acudir de inmediato a urgencias y finalmente van cuando las infecciones están en estado muy avanzado, lo que convierte al aborto clandestino en un problema de salud pública".

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